Tomás Maimone: “El Taekwondo es un camino para toda la vida”
El deportista amateur marplatense cuenta los momentos más importantes de su carrera y el enorme sacrificio que debe hacer para afrontar los gastos de cada competencia. Hoy, su nuevo objetivo es clasificar al Mundial de Taekwondo ITF Holanda 2022.
No se puede hablar de Tomás Maimone sin mencionar el Tae-Kwon-Do. Desde muy chico cuando veía a sus hermanos Matías y Aylén practicar en una sociedad de fomento jamás pensó que este arte marcial lo acompañaría durante toda su vida. Así, a sus cuatro años comenzó a practicar como un simple juego hasta coronarse campeón del mundo en Tecnópolis 2018.
Su amor por esta disciplina se refleja en el esfuerzo y dedicación de cada entrenamiento. En solo cinco años de práctica y con nueves años logró el objetivo con el que sueña cada estudiante: ser cinturón negro. Sin embargo, significó un cambio muy importante en su carrera porque empezaba una nueva etapa con mucha responsabilidad y donde había que tomar más conciencia respecto de cuando uno es cinturón de color.
El Taekwondo se volvió fundamental en la vida de Maimone: “Me transmitió los cinco principios (cortesía integridad, perseverancia, autocontrol y espíritu indomable) que se aplican en la vida diaria. Además, me enseñó muchísimo de respeto y humildad que en otro deporte quizás no lo hubiese aprendido. La verdad que el Taekwondo es un camino para toda la vida desde que empezas hasta que sos muy grande”.
En 2013 tuvo la oportunidad de vivir su primera experiencia internacional al participar en un Panamericano que se realizó en Mar del Plata, donde de la mano de Matías Maimone como coach ganó la medalla de oro en lucha. La victoria le hizo recapacitar sobre varias cuestiones y una de ellas fue el entrenamiento que realizaba en la academia.
“Después de ganar me hizo un clic la cabeza, sabía que tenía que prepararme mejor para los torneos. Ahora del lado de la experiencia y un poco más de madurez deportiva siento que los maestros de esa escuela no me entrenaron para un campeonato de esta envergadura. Por eso, decidí hacer el cambio de escuela que fue clave porque empecé a crecer realmente en lo que es el Taekwondo”, dice el campeón mundial.
A lo largo de su camino, el taekwondista siempre buscó superarse en cada oportunidad. Por eso, a sus 15 años, decidió participar en un torneo zonal en la ciudad de Balcarce, pero en la división de adultos. De esta manera, pelear con gente más fuerte, experimentada y mejor preparada físicamente.
Sin embargo, las casualidades de la vida lo llevaron a encontrarse en la final con su propio hermano en el ring central: “La verdad que fue muy difícil porque él entrena de la misma manera que yo. En ese momento nos preparábamos juntos, más o menos teníamos el mismo nivel y cada uno sabía cuándo uno iba a tirar una patada y cuando iba a anticipar”. Al final “terminó ganándome en la instancia de desempate”, confiesa Tomás.
En busca de seguir desarrollando sus habilidades en especial las técnicas de mano optó por arrancar Kick-Boxing a los 15 años: “En ese momento, todavía me daba un poco de miedo el golpe de puño a la cara entonces decidí empezar para sacarme el miedo y complementar mi lucha de taekwondo. De esa manera, hacerme un competidor más completo que utiliza tanto los pies como las manos.
En 2016, Maimone empezó con una de las aspiraciones centrales de su carrera: clasificar al Mundial de 2018 que se realizó en Técnopolis. Sin embargo, el Taekwondo ITF no figura en el programa olímpico. Esto significa que los gastos de cada competencia debe pagarlos el propio competidor.
El costo para los clasificatorios del mundial son en dólares, por eso, tuvo que sacrificar sus horas de entrenamiento con el objetivo de conseguir la plata para ir a los selectivos. Trabajó en el verano de 2017 por más de 12 horas: durante el día en la playa y después de noche se desempeñó en un delivery.
Aunque todo esfuerzo tiene su recompensa, no solo se clasificó en el segundo lugar en la categoría de lucha, hasta 70 kilos, sino que apareció un sponsor: Tapamar. Una ayuda muy importante para afrontar los gastos no solo del mundial, sino de los próximos torneos.
A partir de allí, todo era alegría y felicidad para Maimone tenía la posibilidad de representar a nuestro país en una competencia internacional. Por eso, empezó a entrenar con mucha exigencia, demasiado, lo cual, le jugó una mala pasada porque acumuló una fatiga que le provocó un esguince en el pie.
“En ese momento pensé que me quedaba afuera del mundial porque era la primera lesión grave que tuve en mi vida. Además, estaba muy mal psicológicamente, veía por las redes sociales a mis rivales subiendo videos entrenando para el mundial y yo tenía que estar en el sillón sentado, con el pie en alto, con la botita y se me hizo muy duro”, cuenta el taekwondista.
Tomás, es un ejemplo de superación y perseverancia, ya que, no decidió quedarse con los brazos cruzados, sino que trabajó en kinesiología todos los días incluso los domingos e iba al gimnasio para despejar su cabeza. Así, comprendió que tenía que mejorar el tema de la alimentación, descansar bien y entrenar lo necesario cuando antes se dedicaba a practicar casi todos los días porque pensó que sumar entrenamientos iba a ser mejor.
En el mundial tuvo la oportunidad de competir con un adversario más fuerte que él, pero el más complicado de derrotar fue el irlandés Joshua Byrne en la semifinal: “La pelea fue muy táctica, no nos pegamos mucho, pero si nos movimos y esquivamos un montón. Ninguno de los dos podía encontrarle el tiempo al otro. Era muy rápido, se movía muy bien de contragolpe. Creo que de todos los competidores que enfrente el mejor técnicamente era él”, explica Maiomene.
En la final se enfrentó al italiano Giuseppe Palermo donde fue una presión distinta porque estaba a un paso de quedar en la historia. Así, una vez que finalizó el segundo round, se derrumbó al piso y lloró de la emoción: “Fue una sensación única sentí que había cumplido el objetivo que me había puesto. Una satisfacción inmensa pensar que todo lo que había entrenado y todo lo que había sacrificado valió la pena”, cuenta satisfecho Tomás.
La pandemia del coronavirus provocó un contexto de profundas transformaciones donde los practicantes estaban desmotivados por no poder entrenar: “Yo había rendido examen para IV Dan en febrero y en marzo empezó la pandemia. Por lo que, me tocó aprender las formas de manera virtual” expone Tomás.
El Taekwondo logró hacer frente a las medidas impuestas por el aislamiento obligatorio a través de la competencia en la especialidad de Formas. Así, se realizó el Circuito Nacional de Competencia Virtual. Un nuevo desafió arrancó en la vida de Maimone, sumado a que fue su debut en la categoría de IV Dan en un torneo.
A pesar de los impedimentos de no poder entrenar en la academia, los resultados fueron favorables y se consagró en el primer puesto al vencer en la final por 3-0 al quilmeño Julián González: “Me pude desarrollar en la parte de formas cuando yo siempre fui más de hacer la parte de lucha. Así que gracias a la virtualidad pude progresar un poquito más”, explica el campeón vigente.
Ahora con la actividad un poco más normalizada y con los entrenamientos habilitados, Maimone entrena para alcanzar su próximo objetivo: volver a clasificar a otro Mundial de Taekwondo ITF que se llevara a cabo el próximo año en Holanda.
En su papel como instructor busca sumar cada día nuevos practicantes con el objetivo de transmitirles todo lo que aprendió en sus años de entrenamiento: “Para alguien que recién está empezando es importante cada entrenamiento porque el Taekwondo le permite a cada uno encontrar y construir su camino como dice la palabra “DO” (camino o arte espiritual). Lo más importante es ponerse objetivos a corto, mediano y largo plazo e intentar superarlos para mantenerse activo y disfrutar al máximo la práctica”.
Training Time – Por Gastón Emanuel Busto Kettle