Por Gastón Busto
El deportista, 7° Dan y dueño de Training Time nos cuenta sus inicios en el Taekwondo WT, los diferentes torneos que disputó, el crecimiento de su escuela y la importancia que tiene enseñar este arte marcial. Ahora, trata de seguir en actividad, a través del conocimiento que puede brindarles a sus alumnos.
La historia de Orlando Franzosi no se puede contar sin mencionar el Taekwondo. El 19 de octubre de 1978 con 16 años y junto a tres compañeros de trabajo que lo incentivaron a practicar se anotó en el club Quilmes Mar del Plata. Así, inició una extensa carrera cargada de competencias que duró más de 40 años.
El deportista siempre tuvo una buena elongación y facilidad para patear. Por eso, con solo tres meses de entrenamiento decidió participar en su primer torneo. A partir de ese momento, jamás dejó de competir siendo campeón nacional en varias oportunidades.
Una de las competiciones que más recuerdos tiene fue el Campeonato Nacional CAT (Confederación Argentina de Taekwondo) Cinturones Rojos. Se llevó a cabo en 1985 en el club Kimberley y alcanzó el primer puesto en la categoría 58-64 Kg.
A pesar de haber participado en distintas competencias nacionales e internacionales no se debe olvidar que el taekwondo es un deporte amateur. Si bien pudo subvencionar los viajes a Buenos Aires y comprar las protecciones completas, el gasto para competir implica un gasto enorme e importante.
El camino para llegar a cinturón negro no fue fácil, pero siempre contó con el apoyo de sus compañeros y en especial de su primer maestro, Oscar Gallo, un referente en toda su trayectoria. De esta manera, entrenó y se superó durante siete años para alcanzar el sueño de todo estudiante.
En su amplia carrera siempre se definió por ser un practicante muy exigente con la técnica: “Yo siempre era de irme al fondo del gimnasio para poder aprender y perfeccionar mejor la forma de cada cinturón. Así, cuando era el momento de rendir el examen no tenía que aprender rápido, sino corregir pequeños detalles”.
Su pasión y dedicación que mostraba en cada entrenamiento hicieron que al ser cinturón rojo, empezará a dar sus primeros pasos como instructor porque su maestro no podía enseñarles. Por eso, una vez graduado a I Dan tuvo sus propios estudiantes en distintos gimnasios, salones y sociedades de fomento.
“El TKD es un trabajo, pero no lo tomo así. Una cosa es enseñar por la parte económica y otra por vocación. A mí me gusta enseñar por vocación y las ganas que tienen los demás de aprender. Yo trato de transmitirle a mis alumnos el respeto, la disciplina y los valores que brinda este arte marcial”, explica el maestro.
Al principio la institución donde practicaban no tenía un nombre, sino que era una filial de Buenos Aires. Hasta que pasaron unos años y se conformó como la Escuela Franzosi de Taekwondo que cuenta con cuatro lugares de práctica: tres en Argentina (Club Peralta Ramos, sociedad de fomento Santa Rita y M50Training) y uno en Estados Unidos, Carolina del Norte. A eso sumarle, su propio logo como escudo.
Franzosi enseña el estilo de Taekwondo WT Tradicional y no permite que sus estudiantes compitan hasta los 16 años: “Tuve la experiencia de ver a padres en peleas infantiles que presionan a sus hijos para que derroten a su rival al punto de decir mátalo. Por eso, trato de evitar esa situación. En caso de que quieran entrar en un torneo y los padres los autorizan, yo me comprometo a prepararlos para competir”.
También, se desempeña como presidente de la Asociación Taeguk de Taekwondo WT cuyo fin consiste en agrupar las cuatro sedes de práctica que tiene su escuela. De esta forma, fiscalizar todos los exámenes de graduación de categoría que se realizan en el año. En total son dos: uno en mayo y otro a fines de diciembre.
En Mar del Plata el Taekwondo WT se encuentra muy desunido desde hace varios años debido a peleas internas y discusiones las cuales jamás llegaron a un acuerdo. Además, eso se reflejó puertas afuera lo que provocó que la mayoría emigre al ITF.
Ante estas disputas Orlando Franzosi no se quedó callado y decidió buscar respuestas. Por eso, en conjunto con Maestros de la ciudad, para que el estilo WT sea fuerte como en otras épocas. A su vez, recuperar la disciplina y riqueza técnica que se perdió durante el tiempo.
Hasta el día de hoy, siempre que cubre o es árbitro en un evento se lleva preparado su bolso con las protecciones y el equipo en caso de participar. A pesar de que las rodillas molesten trata de mantenerse en forma y nunca dejar de entrenar.
En un abierto del 2012 realizado en Quilmes, Orlando fue como espectador para disfrutar de la competencia en la que había una categoría para mayores. Al principio dudó en entrar, pero se puso el dobok, los guantes y demás protecciones para vivir su último torneo.
Ahora, alejado de las competencias se encuentra muy a fondo con la enseñanza para transmitir desde su experiencia todo lo que aprendió durante estos últimos años: “Si alguien recién empieza a practicar debe tener constancia y enfocarse en mejorar cada día porque el verdadero practicante entrena hasta el último momento de su vida. El día que no pueda mostrar una patada dejo de entrenar”.