El alma, tan vulnerable y por ello tan protegida.
Ha descubierto la calma en el ojo de la tormenta y espera con una paciencia de la que no hace alardes.
El ser caído en el lodo sale purificado.
De insatisfacciones, satisfecho.
Harto de frustraciones se yergue tolerante.
De tan cansado ,dispuesto.
Ávido de amor se expresa cauto.
De tantos miedos, valiente y de tanto coraje, precavido.
Hasta que un día alguien la toca y despierta aunque no haya estado dormida y se entibia sin haber estado helada, se seda sin ser áspera y se ilumina sin haber estado a oscuras; hasta siente gratitud por lo que aun no le dieron.
Kev Alek
Modelo Profesional y muy buen Escritor Amateur
La verdadera soledad es una agradable sensación de paz y encuentro con la serenidad.
Un solitario en cambio, vive aturdido por el jolgorio y las maquinaciones que le impiden reconocerse a sí mismo. Cuando uno aprende a amar la soledad y puede, gusta y sabe del estar solo, entonces podrá gozar de la compañía y alguna vez, por la maduración natural y los beneficios de una gracia no revelada, abrirá las ventanas con la esperanza de iniciar un nuevo día. Y es cuando otro ser aparecerá y querrá permanecer a nuestro lado, porque no temerá que su destino sea llenar el hueco insaciable de un solitario.