LA HISTORIA DETRÁS DE LA MÚSICA DE ARMAGUEDON, UNA PELÍCULA DE SOUNDTRACK INCOMPARABLE
Astor Piazzolla trabajó con directores de todo tipo, nacionalidad y calidad, desde sus comienzos en la década del 40 con Carlos Torres Rios y su cine de raigambre popular, pasando por su fructífera y variada asociación con Fernando Ayala en los 50 y 60, sus tres films con Kohon, y sus posteriores trabajos en Europa a partir de la década del ‘70 con creadores como Francesco Rosi, Jeanne Moreau, Nadine Trintignant, Pierre Grasset, Alain Jessua, Peter Keglevic o Marco Bellochio. En los ochenta también trabajó para destacados directores argentinos como Carlos Hugo Christensen, Raul De – LA NACIÓN – La Torre, Lautaro Murúa, y por sobre todo sus premiadas y valoradas colaboraciones junto a Pino Solanas. La producción compositiva de Piazzolla para el cine, tanto argentino como europeo, dejó nada menos que 42 bandas de sonido originales, muchas de ellas páginas destacadas en su vasto catálogo musical. Desde su breve aparición como extra siendo un niño en el mítico film protagonizado por Carlos Gardel «El día que me quieras», pasando por rarezas como «Detrás de la mentira», un film de cine negro argentino con tinte anticomunista dirigido por el sin par Emilio Vieyra en 1961 (¡que fuera el presentador de la Orquesta Típica de Astor en 1946!), o por su pelea con Bertolucci por la música de nada menos que Ultimo Tango en París (que finalmente recayó en otro Argentino, el “Gato” Barbieri), la saga de Piazzolla en el cine está plagada de momentos intensos, brillantes y sublimes como toda su propia música.
Una de las bandas de sonido más particulares que realizó fue la compuesta para un thriller político interpretado y producido por el recientemente desaparecido ícono del cine francés Alain Delon.
El film en cuestión, Armaguedon (1977, dirigido por Alain Jessua y estrenado en la Argentina como, Ese día el mundo temblará), es una muy buena adaptación de una novela de David Lippincott donde Delon interpreta a un detective de Interpol que sigue la pista de un desequilibrado que envía cartas amenazadoras a la policía y al gobierno con el seudónimo de “Armaguedon”, a quien decide tenderle una trampa en una conferencia de líderes internacionales en París.
Si bien no hay momentos memorables en la música del film, cumple perfectamente con su cometido de sentar el tono de aquel, además del secreto placer de escuchar momentos de verdadera música “lounge” setentista en algunos pasajes donde uno puede imaginar una sonrisa divertida del gran compositor marplatense al escribirlos.
Recomendado por nada menos que la actriz y directora francesa Jeanne Moreau (para quien Piazzolla había compuesto la música de su ópera prima, Lumiere), Ástor siempre destacó el profesionalismo de Delon y lo claro que tenía lo que necesitaba musicalmente cuando tuvieron un encuentro previo a la filmación de la película.
Según contó el propio Ástor: “Me mandó a decir por uno de sus secretarios que me quería conocer. Se formalizó la entrevista en unos estudios que hay en las afueras de París y me recibió en una especie de caravana que le servía de oficina y de camarín. No me hizo esperar ni un segundo más de la hora acordada. Lo primero que me dijo fue: ‘Gracias por su talento y por trabajar en mi película’”.
“Después hablamos de música y me di cuenta de que sabía lo que estaba diciendo; conoce bien a los autores, los contemporáneos, me dijo que su preferido es Bela Bartok. Habremos estado juntos unos veinte minutos, tenía una agenda cargada de entrevistas. Me acompañó hasta la puerta y me volvió a dar las gracias. Me fui con la sensación de haber conocido un señorazo. Era el famoso Alain Delon y en ningún momento del encuentro lo había hecho notar”.
Escrito por Marcelo Gobello – Periodista e Investigador
Recordando y homenajeando a un grande