Pepe Mujica: el poeta de la acción enamorado de la Alhambra

Uruguay y el mundo lloran la muerte de José «Pepe» Mujica, que murió este 13 de mayo  del 2025 a los 89 años, tras un cáncer de esófago en etapa terminal. 

José “Pepe” Mujica, referente de la izquierda latinoamericana, en Montevideo, Uruguay. Fue un líder austero, con un discurso anticonsumista lleno de paz y reconciliación. Fue un presidente que se destaco por ser el audaz político uruguayo que asombró al mundo como «el presidente más pobre». Pero él decia: «Dicen que yo soy el presidente pobre. «Pobres son los que quieren más, los que no les alcanza nada«, añadió. «Esos son pobres, porque se meten en una carrera infinita. Entonces no les va a dar el tiempo de la vida ni nada«.

Pepe Mujica: el poeta de la acción enamorado de la Alhambra. Asi lo recordaban en España. Recordando que el expresidente de Uruguay visitó Granada en dos ocasiones y una de ellas fue cuando, el poeta Rafael Guillén y Mujica estuvieron entre el público del Festival ‘Poesía en el Laurel’ de La Zubia en el 2018.

«Al final estoy casi en el paraíso que los hombres pudieron conseguir y conservar. Se me está yendo la vida soñando con un mundo sin claves… Pero existen cosas que nos dejan sin aliento. Gracias a la vida y a la Historia de España». Comenta la periodista Amanda Martínez de Granada.

José Mujica (Montevideo, 1935-2025) escribió estas palabras en el libro de honor de la Alhambra durante una visita privada que realizó a Granada poco después de dejar la presidencia de Uruguay. Aunque se despidió del poder, no se alejó de la política por mucho tiempo ya que, tras su mandato, se implicó en la campaña electoral de su esposa, Lucía Topolansky, candidata a la alcaldía de Montevideo. Perdida aquella contienda, la pareja emprendió un viaje por Europa que los llevó a Galicia, a Muxika, tierra de sus raíces vascas, y desde Córdoba llegaron a Granada acompañados por el director de la Casa de Sefarad.

Pasaron unas seis horas explorando los secretos de la Alhambra y paseando por el Albaicín. Mujica descubrió, en palabras suyas, «la antítesis del Uruguay», un lugar donde todo es llano. Aquel viaje los llevó también a Italia, de donde procedía la familia materna del expresidente, y al Vaticano, donde se reunió con el Papa Francisco.

y decian cuenta Amanda:

«¿Será Pepe Mujica un duende lorquiano?»

En 2018 regresó a Granada, esta vez invitado para recibir el ‘Laurel de Plata’ en el Festival de Poesía en el Laurel de La Zubia. «Estaba en un festival de poesía en Argentina e hice amistad con Ida Vitale y su hija», recuerda Pedro Enríquez, entonces director del festival granadino. Ellas le facilitaron la dirección del poeta en Montevideo y Pedro no lo dudó: viajó a Uruguay. «Me recibió en su chacra. Estaba viendo un partido de la selección uruguaya, pero me acogió sin prisas, con esa calma sabia que sólo tienen los grandes», rememora. No grabó la conversación. «Era tan intensa que no quise romper la magia del momento»

Aquella fue su primera aparición pública tras renunciar a su escaño en el Senado uruguayo, «cansado del largo viaje», como él mismo dijo. Ya sin las urgencias del poder, el viejo guerrillero hablaba desde una calma serena, esa que da el tiempo y la distancia.

Había enterrado hacía poco a su inseparable perra Manuela, «La mejor persona que he tenido en mi gobierno ha sido mi perra», le dijo a Enríquez. Tras Granada proseguría su viaje rumbo a Venecia, para participar en la presentación del documental ‘El Pepe, una vida suprema’, dirigido por Emir Kusturica.

«Mi juventud tiene bastante que ver con la influencia de la Generación del 98 y, sobre todo, con la que vino después, con García Lorca»

Mujica avisó, con una sonrisa tímida, al saberse protagonista del séptimo Laurel de Plata: «Resulta un poco exagerado. Alguna vez fui joven y amé la poesía. Naturalmente, mi juventud tiene bastante que ver con la influencia de la Generación del 98 y, sobre todo, con la que vino después, con García Lorca».

Habló también de la «fuerte migración intelectual» que llegó a Uruguay desde «la España republicana, derrotada y perseguida», y reivindicó el legado de José Bergamín, aquel exiliado sin patria fija que también hizo del lenguaje una forma de resistencia. «Las fronteras son cicatrices de la historia», sentenció.

«La vida de Mujica es compromiso en la acción, no solo en la palabra. Su propia vida es poesía: es un poeta de la acción. Nos sentimos muy orgullosos de recibirlo en La Zubia», recordaba Pedro Enríquez. Entonces se preguntó: «¿Será Pepe Mujica un duende lorquiano?». Hoy explica que juntos visitaron Valderrubio. «Esa casa conserva el espíritu de Federico», recuerda Enríquez, visiblemente conmovido, y sintió la emoción en los ojos del uruguayo. La emoción, esa fuerza misteriosa que Lorca nombró duende, fue el verdadero lenguaje de aquel encuentro.

Llegó a Granada sin pompa. Viajó toda la tarde y la noche desde América y aterrizó en España para subirse, como un viajero más, al tren que lo llevó hasta Antequera-Santa Ana. Bajó con sus vaqueros gastados, la guayabera celeste y el pelo despeinado. Un hombre común que traía consigo una vida vivida con coherencia.

Uruguay y el mundo lloran la muerte de Pepe Mujica

Miles de ciudadanosos se han sumado al cortejo fúnebre para despedir al bautizado como «presidente más pobre del mundo».

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