Nada vuelve a ser lo mismo,
ya no cierro los dos ojos
y de pronto tengo cuatro.
Aprendí a bañarme volando
y a cocinar hamacando;
a hacer trenzas y moños
pero yo voy despeinada.
Puedo curarte un raspón
y aguantar cuánto me duele.
Te hago la torta de cumple
aunque me salga torcida.
Te leo un cuento a la noche
y me duermo antes
del colorín colorado.
Me enojo fuerte, te reto…
no digo nada, pero me acuerdo de mí.
Te abrazo, te suelto al vuelo
pero volvés con tus pollos.
Todo cambió desde vos.
Nada cambia aunque estés grande.
Bueno…sí….un poco sí…
Me das la mano en la calle?
Tengo miedo de cruzar.
Por Diana Nora La Sala – Escritora
Actriz, Cantante y artesana en distintos estilos